Dama de noche (David Martín del Campo).

Amores desordenados, amores a destiempo, amores en la clandestinidad de una carcajada a pleno sol, tales son los habitantes de esta novela que se lanza como búsqueda infructuosa, desesperada, por hallar los nombres de la pasión. Aventura que deriva en tragedia (la pasión tiene un color prohibido, un olor irresistible, una hora cumplida), la de esta propuesta narrativa está emparentado con el género negro. Novela de mar y sal, de amor y sol, de soledad y rabia que no mitigan cuatro rones y todas las lágrimas, el texto de Martín del Campo alcanza momentos de emotiva poesía, no exenta de arrebatos humorísticos o de vil cinismo. Mujeres que se plantean la soledad como una posibilidad cruda pero valedera de vida; poetas más que taciturnos empecinados en la consecución de «su» obra; amantes insaciables y tristes; hombres de mar que miran con divertida extrañeza el paso de los turistas, son todos personajes que rinden homenaje al azar como piloto que es de nuestras rutinarias vidas en permanente naufragio. La propuesta narrativa del autor es desafiante: inmersos entre la violencia y los deseos, sus personajes no logran vivir; simplemente sobreviven. De cualquier manera y a cualquier precio.